El arte islámico encuentra en España su más perfecta evolución. En sus realizaciones concretas queda claramente subrayada la unidad existente entre Al-Andalus y el Norte de Africa. El Emirato de Córdoba mientras estuvo sometido al Califa de Damasco se hallaba en proceso de consolidación y no ofrece para la historia del arte interés alguno. Con Abd Al-Rahmán I comienza una de las obras supremas de la arquitectura hispano-musulmana y de todo el arte islámico: la Mezquita de Córdoba. Mezquitas y palacios serán los máximos exponentes del arte islámico cordobés, que aceptó desde el primer momento elementos hispanorromanos y sobre todo, visigodos, especialmente el arco de herradura, ahora más cerrado y enmarcado con una moldura denominada alfiz. Cuando Abd Al-Rahman I ordenó la edificación de la mezquita, se demolió la iglesia de San Vicente, pero se aprovecharon varios tramos de muros y numerosas columnas visigóticas e incluso romanas (algunas debieron de ser parcialmente enterradas para igualar su altura). Para resolver el problema de la altura y la luminosidad, se sobrepusieron a las columnas, unos pilares, desarrollándose así, un bello entramado de arcos de herradura y de medio punto, de un efecto visual complejo y fascinante y cuyas calidades decorativas se realzan mediante la alternancia de las dovelas (como puede apreciarse en la fotografía).
Abd Al-Rahman II amplió la longitud de las naves hacia el lado meridional mientras que en tiempos del emir Muhammad I, se construyó la puerta de San Esteban. Ya en época califal, a Abd Al-Rahman III se debe la ampliación del patio y la erección del minarete (en la actualidad encerrado en la torre del campanario).
Al-Hakam II fue el promotor de la más importante de las reformas, por cuyo efecto alcanzó la mezquita sus más bellos y peculiares perfiles. No sólo fue ampliada la longitud de sus naves, sino que sobre todo se construye la maxura y el actual mihrab con su extraordinaria cúpula, decorada con mosaicos bizantinos de tema epigráfico y vegetal. Capiteles y arcos son típicamente cordobeses. Al-Mansur, aumentó el número de naves añadiendo en esta ocasión al lado oriental otras ocho con lo que totalizan diecinueve, lo que ocasionó la pérdida de la posición central que tenía el mihrab. La mezquita cordobesa marcó su impacto en la ya citada mezquita de Kairuán, que muestra arcos de herradura sobre columnas, azulejos de reflejos metálicos, y en la de Ibn Tulún en Egipto. Los restos más destacados perteneces al palacio de Medina Azzahara, muy próximo al de Córdoba.
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