jueves, 20 de febrero de 2014

33. El arte de los visigodos.

Los visigodos habían permanecido largo tiempo en las fronteras del Imperio Romano. Su colaboración con los romanos fue intensa. La inferioridad, sin embargo, respecto a los francos, hizo que su expansión se orientara hacia el sur de los Pirineos. La realidad cultural de la Hispania visigótica era muy pobre y estuvo casi reducida al ámbito eclesiástico que intentó mantener el legado romano con la natural excepción de los aspectos religiosos.

Se pueden distinguir dos etapas en el arte visigodo muy en relación con la evolución política del reinado:

1. Los siglos V y VI. La falta de unidad política y religiosa impiden hablar de un arte definido, se trataría más bien de la continuidad del arte hispano-romano.

2. El segundo periodo abarca desde la unificación religiosa culminada por Recaredo hasta la invasión árabe y fin del reino visigodo.

Las características más notables de la arquitectura visigótica son: planta basilical o cruciforme, capiteles corintios y bizantinos, perfeccionando las toscas imitaciones de modelos clásicos llevadas a cabo en la primera etapa. Es predominante el empleo de la piedra. Utilizan también el arco de herradura, adoptado más tarde por los árabes; bóveda de medio cañón y menos frecuentemente la de arista; escasez de vanos y uso de ventanas de un solo hueco.

No quedan restos pertenecientes a edificios públicos ni tampoco conocemos obras de ingeniería, por lo que debemos pensar en el simple abandono de los teatros y circo. Por el contrario, son abundantes los restos esparcidos por museos(capiteles, canceles, columnas, sarcófagos, etc.)

Mucho más importante y original son las creaciones de la orfebrería visigoda. La corte hispano-visigoda de Toledo, creó joyas de pomposa y rica vistosidad, siendo las coronas votivas que los reyes entregaban el día de su coronación las obras más bellas de su policromía y suntuosidad.

32. El arte prerrománico. La peculiaridad española, los cimientos de la Europa Medieval.

El disfrute de una ciudadanía tan extensamente compartida y la estabilidad de la estructura política romana generaron en sus miembros una conciencia de pertenencia a un ente universal. El cristianismo representó un factor decisivo en el proceso de difusión. Un puente entre la civilización clásica y la nueva cultura. Las realizaciones artísticas reflejan el legado cultural romano y cristiano, al que hay que sumarse las aportaciones estéticas de los pueblos bárbaros.

Cuatro son, pues, las fuentes de las que la Europa en formación obtiene su inspiración artística:

1. La herencia clásica grecorromana, las logradas formas escultóricas (relieves, sarcófagos, retratos, etc.) y las influyentes realizaciones pictóricas.

2. La aportación cristiana en temas religiosos.

3. El influjo oriental, principalmente a través de Bizancio y que difunde sus plantas de cruz griega, sus insuperables juegos de cúpulas o sus adorados mosaicos.

4. Los nuevos elementos decorativos de los pueblos bárbaros. La fuente más fecunda e interesante son los utensilios, joyas y armas que se ponían junto a los muertos. La simplicidad de estas muestras antiguas está históricamente justificada. No tienen necesidad ni tampoco posibilidades técnicas para desarrollar la arquitectura y sólo en muy escasa medida la escultura, en la que destacan algunas losas funerarias. Otras interesantes manifestaciones son las labores de pedrería policromada así como los trabajos que los orfebres practicaban para decorar las empuñaduras de las espadas, vainas o incluso las bridas de los caballos.

En las escasas realizaciones arquitectónicas del período se utilizan materiales pobres, principalmente madera.
Mucho más importantes son las construcciones ostrogodas del norte de Italia, con incorporación decidida de influencias romanas. La pintura encuentra su más lograda expresión en las miniaturas. Y el relieve alcanzó especial atención en la labor de los monjes irlandeses.

lunes, 10 de febrero de 2014

31. El edicto de Milán.

Constantino acepta el cristianismo por el llamado Edicto de Milán. A partir de aquí, la nueva fe se va a manifestar con todo el esplendor que le da su triunfo y la circunstancia de desarrollarse en el extremo más oriental del Imperio. Las primeras basílicas toman modelo de las basílicas civiles romanas, por ser éste el tipo de edificio más adecuado a las grandes concentraciones de fieles. También empieza a hacer su aparición monumentos circulares o poligonales destinados a mausoleos o a baptisterios. Estos últimos, perdurarán en Italia hasta el Renacimiento. La iconografía escultórica, al igual que la pictórica, es víctima de no poder representar a la divinidad, por eso no hay escultura de bulto redondo hasta bien entrado el siglo IV. Sin embargo, en los sarcófagos, se mantiene la línea escultórica romana siendo a veces imposible distinguir unos de otros. La pintura abandona el procedimiento del fresco para acogerse al más refinado y duradero del mosaico. Las escenas serán tomadas del Antiguo o Nuevo Testamento. Paulatinamente, se ven muy alejados del clasicismo, ya que ha desaparecido todo relieve para dar paso al color plano hondamente expresivo de la nueva fe que tendrá la Humanidad.

martes, 4 de febrero de 2014

30. Las catacumbas romanas.

Las primitivas comunidades cristianas se congregaban en casas particulares y con más frecuencia en catacumbas. No hay, pues, una arquitectura inicial que defina el nuevo espíritu. Sin embargo, sí aparece una interesante línea pictórica paralela. a la pintura pagana coetánea. La temática está entresacada de la mitología romana pero con nuevos significados. Más adelante aparecen símbolos propiamente cristianos y temas sacados del Antiguo Testamento que irán forjando la iconografía cristiana. Las mejores muestras de esta época se encuentran en las catacumbas de San Calixto y en las de Santa Priscila en Roma.

lunes, 3 de febrero de 2014

29. Arte paleocristiano. Un puente entre dos culturas.

El máximo valor del arte cristiano primitivo lo constituye el hecho de significar un puente entre dos culturas decisivas occidentales: la clásica y la cristiana. Con el arte de las primeras comunidades cristianas, empieza el cambio sutil, pero constante y decisivo, de unas formas a otras de entender y expresar el arte. Una nueva dimensión espiritual hace que el hombre busque nuevos cauces estéticos y ahora el realismo clásico será sustituido por el expresionismo cristiano. Dejan de interesar las conquistas de fingimiento de realidad, características típicas del movimiento clásico. Ahora existen las figuras planas y sin fondos, pero ello no se debe solo al decisivo empeño de los artistas cristianos de representar una verdad espiritual antes que una realidad física, hay que tener en cuenta otros factores condicionantes entre los que hay que señalar la mayor extensión inicial que el cristianismo tuvo en provincias romanas. La primera circunstancia supone la aportación al nuevo lenguaje expresivo de todo lo relacionado a lo oriental y anticlásico, es decir, su gran sentido simbólico y expresivo. El segundo factor conlleva la necesidad de utilizar un lenguaje claro y fácilmente comprensible por los fieles. Como la liturgia cristiana exigirá la congregación de los fieles. Como la liturgia cristiana exigirá la congregación de los fieles, las paredes de sus catacumbas, primero, y de sus templos, después, se llenarán de imágenes y escenas elocuentes cuya narrativa no ofrezca dudas. Estas dos grandes características van a permanecer constantes durante más de mil años, es decir, hasta que Europa despierta al naturalismo Gótico en el siglo XIII.

28. La pintura romana.

Las decoraciones de interiores, que en palacios y templos eran de carácter escultórico, pasan a serlo de carácter pictórico. Esto ocurre en edificios públicos u oficiales ya que que en las casas siempre se mantuvo esa línea plástica menos oficial y menos helenizante, por lo que la pintura se prefería a la escultura. Con la pintura se representan lejanías, atmósferas, paisajes y espacios de un modo que jamás alcanzó la escultura.
En general, estas pinturas se realizan al fresco y son protegidas finalmente por una capa de cera que aviva los colores y ha servido de confusión a los especialistas sobre el procedimiento empleado. Otras veces las pinturas se realizan con la técnica del mosaico en el que los romanos siguen utilizando el opus tessellatum, que es de origen griego, pero aportan como novedad el opus sectile. No obstante, y en general, el mosaico es preferido para los suelos. Será más tarde, en la cultura bizantina, cuando el mosaico sustituya definitivamente al fresco en los muros.
En la pintura al fresco romana suelen establecerse cuatro estilos bien diferenciados:

a) Primer estilo o de incrustaciones. Tiene origen helenístico. Imita placas de mármol de diversos colores o decoración con poco relieve.
b) Segundo estilo o arquitectónico. Pervive hasta los comienzos del Imperio y tiene un sentido más romano. La decoración imita espacios arquitectónicos con lo que se amplia ilusoriamente el espacio. Se completa dicho estilo con paisajes o figuras.
c) Tercer estilo u ornamental. La decoración extremadamente fina y lineal, se desarrolla sobre fondos oscuros. Desaparecen los efectos especiales arquitectónicos, pero la decoración sigue enmarcando cuadros con figuras o paisajes. A este estilo por no pretender fingir el espacio tridimensional también se le ha llamado, "la pared real".
d) Cuarto estilo o de ilusionismo arquitectónico. En éste, se acentúan los espacios y fingimientos ópticos. Por otra parte, las figuras ocupan grandes extensiones e importancia, comenzando aquí a ocupar ese lugar que ocupaba hasta entonces la escultura en la necesidad de que el romano sentía siempre de imágenes.

Al margen de esta clasificación, hay que citar los retratos que sustituyen a los que en otras ocasiones se hubieran hecho escultóricamente. En el Egipto romano, se encontró una excelente colección de retratos sobre tabla; se realizaron para colocarlos sobre las momias. Igualmente en Pompeya, y pintados al fresco, se descubrieron los maravillosos retratos como los del "Panadero y su esposa", o el de "una muchacha", ambos en el museo de Nápoles.