El disfrute de una ciudadanía tan extensamente compartida y la estabilidad de la estructura política romana generaron en sus miembros una conciencia de pertenencia a un ente universal. El cristianismo representó un factor decisivo en el proceso de difusión. Un puente entre la civilización clásica y la nueva cultura. Las realizaciones artísticas reflejan el legado cultural romano y cristiano, al que hay que sumarse las aportaciones estéticas de los pueblos bárbaros.
Cuatro son, pues, las fuentes de las que la Europa en formación obtiene su inspiración artística:
1. La herencia clásica grecorromana, las logradas formas escultóricas (relieves, sarcófagos, retratos, etc.) y las influyentes realizaciones pictóricas.
2. La aportación cristiana en temas religiosos.
3. El influjo oriental, principalmente a través de Bizancio y que difunde sus plantas de cruz griega, sus insuperables juegos de cúpulas o sus adorados mosaicos.
4. Los nuevos elementos decorativos de los pueblos bárbaros. La fuente más fecunda e interesante son los utensilios, joyas y armas que se ponían junto a los muertos. La simplicidad de estas muestras antiguas está históricamente justificada. No tienen necesidad ni tampoco posibilidades técnicas para desarrollar la arquitectura y sólo en muy escasa medida la escultura, en la que destacan algunas losas funerarias. Otras interesantes manifestaciones son las labores de pedrería policromada así como los trabajos que los orfebres practicaban para decorar las empuñaduras de las espadas, vainas o incluso las bridas de los caballos.
En las escasas realizaciones arquitectónicas del período se utilizan materiales pobres, principalmente madera.
Mucho más importantes son las construcciones ostrogodas del norte de Italia, con incorporación decidida de influencias romanas. La pintura encuentra su más lograda expresión en las miniaturas. Y el relieve alcanzó especial atención en la labor de los monjes irlandeses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario