lunes, 3 de febrero de 2014
29. Arte paleocristiano. Un puente entre dos culturas.
El máximo valor del arte cristiano primitivo lo constituye el hecho de significar un puente entre dos culturas decisivas occidentales: la clásica y la cristiana. Con el arte de las primeras comunidades cristianas, empieza el cambio sutil, pero constante y decisivo, de unas formas a otras de entender y expresar el arte. Una nueva dimensión espiritual hace que el hombre busque nuevos cauces estéticos y ahora el realismo clásico será sustituido por el expresionismo cristiano. Dejan de interesar las conquistas de fingimiento de realidad, características típicas del movimiento clásico. Ahora existen las figuras planas y sin fondos, pero ello no se debe solo al decisivo empeño de los artistas cristianos de representar una verdad espiritual antes que una realidad física, hay que tener en cuenta otros factores condicionantes entre los que hay que señalar la mayor extensión inicial que el cristianismo tuvo en provincias romanas. La primera circunstancia supone la aportación al nuevo lenguaje expresivo de todo lo relacionado a lo oriental y anticlásico, es decir, su gran sentido simbólico y expresivo. El segundo factor conlleva la necesidad de utilizar un lenguaje claro y fácilmente comprensible por los fieles. Como la liturgia cristiana exigirá la congregación de los fieles. Como la liturgia cristiana exigirá la congregación de los fieles, las paredes de sus catacumbas, primero, y de sus templos, después, se llenarán de imágenes y escenas elocuentes cuya narrativa no ofrezca dudas. Estas dos grandes características van a permanecer constantes durante más de mil años, es decir, hasta que Europa despierta al naturalismo Gótico en el siglo XIII.
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