lunes, 10 de febrero de 2014

31. El edicto de Milán.

Constantino acepta el cristianismo por el llamado Edicto de Milán. A partir de aquí, la nueva fe se va a manifestar con todo el esplendor que le da su triunfo y la circunstancia de desarrollarse en el extremo más oriental del Imperio. Las primeras basílicas toman modelo de las basílicas civiles romanas, por ser éste el tipo de edificio más adecuado a las grandes concentraciones de fieles. También empieza a hacer su aparición monumentos circulares o poligonales destinados a mausoleos o a baptisterios. Estos últimos, perdurarán en Italia hasta el Renacimiento. La iconografía escultórica, al igual que la pictórica, es víctima de no poder representar a la divinidad, por eso no hay escultura de bulto redondo hasta bien entrado el siglo IV. Sin embargo, en los sarcófagos, se mantiene la línea escultórica romana siendo a veces imposible distinguir unos de otros. La pintura abandona el procedimiento del fresco para acogerse al más refinado y duradero del mosaico. Las escenas serán tomadas del Antiguo o Nuevo Testamento. Paulatinamente, se ven muy alejados del clasicismo, ya que ha desaparecido todo relieve para dar paso al color plano hondamente expresivo de la nueva fe que tendrá la Humanidad.

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