El Imperio Bizantino ha ido recorriendo una etapa de progresiva decadencia. El proceso de feudalización y el incremento de la propiedad territorial latifundista irán minando las bases fiscales y militares del Imperio. El poder central pierde paulatinamente autoridad y el territorio se verá atacado simultáneamente por turcos, cruzados, normandos y venecianos.
Las tensiones religiosas crecen de modo incontenible. Las persecuciones contra los católicos justificarán la intervención de los codiciosos comerciantes venecianos, quienes apoyan una nueva cruzada en la que quedarán unidos los intereses económicos y políticos con los religiosos. Finalmente, aparecerán reinos independientes y la consolización de los nuevos imperios veneciano y genovés. El fin del Imperio Latino no significa la recuperación, imposible en toda forma, del Imperio Bizantino, que acabará bajo dominación otomana.
La arquitectura.
La sensación de ligereza va abriéndose paso firmemente, al tiempo que la decoración de los muros, con notable riqueza cromática, consigue que resulten menos pesados y más dinámicos. Destaca la iglesia de Santa Sofía de Kiev, que servirá como modelo a los templos del futuro imperio ruso. Fuera del Imperio Bizantino pero en el interior del campo de sus relaciones culturales, aparece el monumento más conocido del período final de Bizancio, San Marcos de Venecia, (la cual se puede apreciar en la foto), es de cruz griega con cinco grandes cúpulas con cinco grandes cúpulas, una central y las otras cuatro elevadas sobre otros tantos brazos; la aparición de los ábsides es característica de la arquitectura bizantina posjustiniánea.
La pintura.
Hemos aludido a la extensión del arte bizantino por el reino ruso. La tradicional importancia del icono se verá allí potenciada en el extraordinario desarrollo de la iconostasis, que era un muro repleto de iconos que separaba el presbiterio del lugar ocupado por los fieles. En los mosaicos de la iglesia de San Marcos de Venecia vemos concretado el estilo de la última época bizantina, que se manifiesta también en Sicilia. San Marcos ofrece un punto de contacto entre lo bizantino y lo románico occidental.
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