a) La arquitectura islámica es una síntesis de elementos bizantinos, cristianos, coptos, etc. Los edificios suelen tener poca altura; constante sensación de armonía con el paisaje. La piedra, por su exigencia de mayor trabajo, es menos usada que el ladrillo o el mampuesto, mientras el yeso y la madera eran utilizados de forma general. Los monumentos islámicos suelen inscribirse en volúmenes cúbicos en los que despuntan las esferas de sus cúpulas. Columnas y pilares, generalmente delgados, soportan techumbres ligeras; las bóvedas siendo abundantes las de crucería con la peculiaridad de que los nervios no se cruzan en el centro sino que dejan un espacio cuadrado de varias figuras poligonales. Por herencia del arte visigótico hispano se adopta en Córdoba el arco de herradura; los arcos polilobulados son constante motivo de decoración. En todo el ámbito musulmán se dibujan arcos de herradura puntados que alternan de color (rojo y blanco) o de superficie (una decorada y la siguiente lisa).
b) Es común al gusto musulmán dedicar un mayor cuidado a la decoración interior mientras que las fachadas exteriores ofrecen una sorprendente simplicidad que sólo se abandona en portadas y recubrimientos de cúpulas. La influencia bizantina es palpable en la elección de temas decorativos. Se excluyen los temas animados y gozan de predilección los de carácter vegetal presentados de forma estilizada y los de trazado epigráfico o línea geométrica que en los dibujos de lazo señalan seriaciones infinitas.
c) Es muy menguada la atención a la pintura y a la escultura, restringidas por motivos religiosos; aparecen en edificios de carácter profano. Son muy apreciadas las pinturas que se emplean en iluminar libros científicos o de cuentos. La cerámica es muy sugestiva, sobresalen las piezas de barro cocido vitrificado que poseen un peculiar brillo metálico; el mosaico encuentra su mejor logro en el tipo alicatado (constituido por piezas de diversas formas, dispuestas con ritmo regular) llamadas aliceres.
d) La mezquita. Lugar de reunión de la comunidad musulmana; su estructura deriva de la casa de Mahoma en Medina. El esquema de estos edificios no se estableció de una vez ni sin palpables vacilaciones. Sus partes fundamentales son:
1. El patio (sahn), a cielo descubierto como queriendo evocar la extensión del desierto, rodeado de arquería, con su centro ocupado por una fuente para las abluciones (sabil) que suele estar cubierta con un templete; en uno de sus lados se sitúa la torre (alminar o minarete) la cual puede tener diversas plantas, siendo las más frecuentes la cuadrada, octogonal o circular; desde lo alto el almuédano llamaba a la oración.
2. La gran sala de oración, dividida en numerosas naves (haram) que se orientan perpendicularmente hacia el muro llamado qibla, que da frente al Este, es decir, en dirección a la Meca; el mihrab, nicho abierto generalmente en el eje central de la qibla. Suele concentrar el mayor flujo decorativo por ser el lugar destinado al califa o en su caso al gobernador. Ante el mihrab se sitúa la maxura, es decir, un recinto habitualmente cercado por estar destinado al califa o al imán. Junto a la maxura se situaba el mimbar o púlpito de madera y por tanto, transformable; a partir de los siglos IX y X se construye en piedra.
3. En la época abbasida se añaden unas salas generalmente abovedadas, cerradas en tres de sus cuatro lados (iwan); se encuentran en palacios y mezquitas.
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