En la época Omeya, la influencia bizantina es muy profunda. Es en esta etapa siria cuando queda diseñado el modelo esencial de mezquita, tal y como antes se describió en el anterior tablón. Entre las construcciones de carácter civil, destacan los palacios o badías de Mschatta y Qusayr Amra. El segundo conserva, aunque en deteriorada situación, interesantes pinturas en las que aparecen representados los monarcas vencidos por los ejércitos islámicos (entre ellos el visigodo Rodrigo) además de escenas de danzas, música y baños tan al gusto musulmán. Del período abbasida son las realizaciones que denotan una mayor influencia de las tradiciones arquitectónicas mesopotámicas y sasánidas. La mezquita de Samarra (mostrada en la foto), debida al califa Mutawaquil, posee un curioso minarete cuya rampa de acceso describe un recorrido helicoidal que recuerda a los antiguos ziggurats.
En el trazado de sus naves, destaca la forma de T, parecida a un crucero y originada al cruzarse la nave central con la que sigue transversalmente el muro o qibla y tener ambas naves mayor anchura que el resto. La distribución del minarete en cuerpos de planta cuadrada y de tamaño decreciente según se sube en altura, así como la bóveda gallonada que lo corona, son aspectos muy característicos de la arquitectura islámica, que tiene en esta mezquita una de sus obras más representativas.
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