Al eregir Constantino El Grande la antigua colonia griega de Bizancio en capital del Imperio Oriental, no hace sino culminar un proceso que aseguraba la pervivencia del Imperio de Oriente. La separación de ambas partes del Imperio se consumará a la muerte del emperador Teodosio.
Los fundamentos culturales de la nueva unidad política son básicamente el derecho y la administración romana, el idioma y la civilización griega y las creencias y costumbres cristianas.
Desde el punto de vista del poder político se va consolidando la posición autocrática del emperador, protagonizando un poder de carácter absolutista con intervención de los asuntos religiosos, poniendo en práctica un modo de actuar conocido con el nombre de césaropapismo.
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