martes, 26 de noviembre de 2013

15. Caracteres generales de la escultura griega.

 Sus raíces son orientales y en sus primeras fases refleja influencias egipcias. Su evolución constante llega a crear un mundo de formas original, que se distancia de los primeros modelos. Tres períodos pueden distinguirse entre: arcaico, clásico y helenístico. La evolución ofrece una orientación clara; los escultores plasman en la figura humana sus concepciones de belleza física y equilibrio espiritual. La belleza concebida como medida, proporción entre las partes, anatomía armoniosas, idealización del cuerpo humano, alcanza su plenitud. Pero la belleza corporal resultaría fría en un rostro inexpresivo; la expresión, entendida no solo como una vivencia estética sino más aún como la exteriorización de los sentimientos, como la fusión entre la vertiente espiritual del hombre y su fachada física, es la segunda preocupación de los escultores helénicos. La representación del movimiento constituye otro objetivo. En su etapa clásica, la flexibilidad de los miembros, la tensión muscular o la agilidad adquieren una gracia y una viveza hasta entonces nunca alcanzada. Siempre es la figura humana la preocupación central, pero en los relieves del Partenón los cuerpos de los caballos, demuestran que también en la anatomía animal los griegos han observado y expresado todas las posibilidades del dinamismo. Belleza, expresión y movimiento, definen los rasgos capitales de la plástica griega. Gran preocupación por el volumen. Cuidado de todas y cada una de las perspectivas de una escultura, redondez. 


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