La civilización del Egipto antiguo ha aportado una religiosidad elevada, avances científicos, sobre todo en la medicina y un arte de gran originalidad. Algunas de las dimensiones de esa civilización enigmática que influyen en sus creaciones estéticas son:
A) Religión. El culto a los dioses y las ideas sobre la vida de ultratumba impregnan todas las manifestaciones del arte egipcio y de manera igual de relevante, su arquitectura, limitada a la finalidad religiosa y funeraria(templos y tumbas). Se hace mayor hincapié en la mansión estética para la morada de los muertos que para la de los vivos. En un principio, se reduce a creencias fetichistas, en los cuales se otorgaba a un objeto u animal poderes sobrenaturales. Así es como se consideran animales sagrados a los leones, gatos, buitres, bueyes, y en alguna población se otorga también a alguna especie de plantas. Los dioses adoptan formas y cualidades humanas, tras un periodo combinatorio de la forma humana y la animal. En una serie de cosmogonías se explica como nacen los diferentes dioses y cómo se relacionan con los hombres.
B) Influencia del vivir agrario. El antiguo Egipto resalta por ser una civilización fluvial, de base agraria; las crecidas periódicas del Nilo han permitido a lo largo de su curso, los centros de población, ya que el río es fuente de fertilidad. En el mundo agrario nace la geometría, la medida, el catastro. Estos nuevos hábitos mentales enmarcan la arquitectura, su disposición de planos cuadrangulares, su aparejo de losas geométricas, y enriquecen los temas de la pintura, con plantas y flores que se introducen en los elementos arquitectónicos(capiteles con hojas) y refuerzan el sentido de las proporciones de la estatuaria. Ellos no solo se limitan a representar las telas con pliegues monótonos, sino que diseñan ondas y perfilan los miembros con ángulos.
C) Monarquía divina. El faraón tiene un carácter sagrado, es un dios en la tierra, y la supervivencia en la vida de ultratumba depende de su proximidad. Sólo así se explica la existencia de un pueblo que vivió para construir sus tumbas de sus reyes. Asombra la desproporción entre la magnitud de las pirámides y su función de simple tumba de la familia real, pero más asombrosa ha resultado la comprobación de tan colosales construcciones se realizaron con precarios medios técnicos, sin conocimiento de la rueda, es decir, sin poleas ni rodillos, lo que exigió una mano de obra numerosa y un sentido colectivo muy elevado de la disciplina. A medida que continúan las dinastías, el faraón pierde su carácter divino, los sacerdotes y los nobles dependen menos del favor real en este mundo y en consecuencia no necesitan situar sus sepulcros al lado del faraónico, porque tampoco en el otro define la proximidad al faraón la suerte ultraterrena.
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