martes, 29 de octubre de 2013

9. El arte íbero y fenicio.

Éste, es un arte cuyas creaciones más interesantes se relacionan con la representación de divinidades (Baal, el cual se intenta reflejar en figuras de barro, tal que en la foto) o con la escultura funeraria. En ambos casos, la huella que han dejado los egipcios en estas civilizaciones, es más que evidente y resalta en los curiosos sarcófagos antropoides, casi siempre de mármol. Con el rostro esculpido en la tapa y en algunos casos, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, sosteniendo un recipiente de pequeñas proporciones. A los variados motivos egipcios, se añaden características tomadas de los griegos, especialmente perceptibles en la coloración usada y en los rasgos de las figuras humanas que se representaban. Este arte se desarrolló desde el siglo VII y hasta bastante avanzada la dominación romana. Puede parecer un arte que da poco de sí, sin embargo, debemos resaltar un extraordinario busto femenino que pasará a la historia del arte como «La dama de Elche». Y abarca, arquitectura en piedra, con sepulcros monumentales, divinidades y exvotos antropomorfos en piedra y bronce, cerámica ricamente pintada, lujosa orfebrería e inscripciones de largos textos escritos todavía indescifrada lengua ibérica. Entre las esculturas, las más importantes son las Damas, divinidades vinculadas a cultos funerarios y representaciones de la diosa de la fecundidad. La aparición de atributos tomados de divinidades orientales y griegas ponen de relieve el carácter sincretista de la religión ibérica. Otra cosa muy común, son las figuras de animales. Leones y osos se colocaban ante los monumentos funerarios y poseían un carácter de guardianes de dichas tumbas. El culto a estos animales fantástico es un nuevo testimonio de la huella oriental de estirpe neohitita.

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