Los persas constituyen el pueblo más importante de todos los que poblaban las llanuras iraníes, desde Armenia y Kurdistán hasta el Indo. El país, sin embargo, no goza de las facilidades del clima y aguas de Mesopotamia, salvo en la región de Susa. Poco sabemos de las organizaciones políticas iraníes antes de la etapa de dominio persa, los monarcas detentaron un poder absoluto y total, y aunque no encarnaron naturaleza divina como en Egipto, tampoco participaron del carácter despótico y de la crueldad de los asirios. Sin embargo, recibían el homenaje de adoración de sus vasallos. Todo ello determinará la existencia de un arte imperial cuyas mejores muestran serán los palacios y las tumbas. Estos edificios asimilan elementos artísticos tomados de distintas civilizaciones con las que habían entrado en relación. Así se incluyen salas hipóstilas de cuño egipcio y columnas de marca jónica, entre otros elementos. El carácter peculiar de la religión persa(dominada por los hábitos pastoriles y la religiosidad) hace que no se construyan templos, salvo pequeñas torres donde se enciende fuego dedicado a una divinidad. La arquitectura funeraria, ofrece por el contrario, ejemplos muy importantes, tal como es la Tumba de Ciro, inspirada seguramente en un ziggurat mesopotámico, la cual, es una casa de piedra con tejado de doble vertiente y con acesso por una escalera. Otro tipo de es hipogeo, así la tumba de Darío(en la foto) en Nache-Rustem, en la que se aprecia la influencia egipcia y se comprueban las intensas relaciones con los pueblos que asomaban al mediterráneo.
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