En esta región limosa se va a efectuar uno de los descubrimientos transcendentales de la historia de la arquitectura, el del arco. Se encontraba con dos carencias, la madera y la piedra. Los egipcios levantaron sus primeras edificaciones en madera, y del árbol tomaron la idea de la columna, del soporte redondo vertical. Los arquitectos mesopotámicos no disponían de este elemento vegetal estimulante y la ausencia de piedra impedía cualquier sistema arquitrabado. Su único material era el barro, con el que podían elaborar pequeñas piezas, pero que por su escaso volumen y consistencia no permitían el arquitrabe. Así que tuvo que colocarlas en una disposición radial que, sorprendentemente, ofrecía una mayor consistencia que la horizontal de grandes piedras. Había nacido el arco. Y con él, la bóveda, con el adosamiento de series de arcos. Esto fue similar en importancia en la historia de la arquitectura al de la rueda en la historia de la técnica.
Las construcciones sagradas alcanzan una amplitud sin precedentes. Los relatos literarios describen con particular entusiasmo las murallas de Uruk. El tempo no es un edificio sino una pequeña ciudad, con plazas, sectores de habitación pisos a los que se accede por rampas y una torre escalonada, denominada ziggurat.
Los palacios son igualmente gigantescos y se ordenan en torno al patio; el de Mari tiene 260 habitaciones, muchas de ellas con frescos que nos ilustran sobre la vida cotidiana.
En arquitectura los sucesivos pueblos que dominan el espacio mesopotámico, babilonios, asirios. no aportan nada sustancialmente diferente a las construcciones sumerias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario