martes, 15 de octubre de 2013

4. Egipto (La plástica).


En casi su totalidad, la escultura egipcia ha sido encontrada en las tumbas; de su carácter funerario deriva su concepción y sus rasgos formales que la denominan. Su impresión estática, la distingue de cualquier otra creación plástica de la historia, sobre todo de la escultura. Los arcaísmos, almendrado de los ojos, falta de expresión en los rostros, mirada tensa, rigidez en la manera de doblar los dedos y cualquier articulación, se ponen al servicio de un lenguaje que no busca la representación de la vida sino retratos-soporte del alma para la eternidad. En los grupos, las diferentes figuras se yuxtaponen, adoptando la misma posición. Cabelleras y barbas se reducen a una serie de líneas paralelas, sin ondulaciones, sin que ninguna forma rompa la hierática solemnidad de lo inmóvil. Estos rasgos generales son fácilmente perceptibles, pero en una civilización de siglos por fuerza de las circunstancias históricas tienen que producir una evolución y algunos cambios. Dos obras magnas de la etapa realista, son el llamado Cheik-el-Beled, y el Escriba sentado. El segundo, está diseñado con un criterio geométrico, una serie de planos y cilindros que se ensamblan, y como testimonio histórico nos acerca a una sociedad burocratizada, en la que los funcionarios desempeñan una función importante, en un período en el que las estatuas de Kefrén y Mikerinos permiten comprobar el proceso de divinización del faraón. El arte se acerca a la realidad cotidiana y pueden percibirse disimuladamente, algunos sentimientos, expresiones graves y pensativas. El canon de las figuras se alarga y la comparación de varios retratos de un mismo faraón trasluce los estigmas de la edad; la estatuaria abandona los valores intemporales de las obras de tumba y se acerca a la vida. Pero con la XIII dinastía, se vuelve al academicismo y a la frialdad. Para la plástica es un momento decisivo, en el que las técnicas se renuevan, los temas y también la sensibilidad de todas ellas. La escultura adquiere una extraordinaria dulzura con Ejnatón, uno de sus grandes ejemplos de ésta, es el busto de su esposa. Los relieves representan escenas de la vida diaria y no rehuyen, movidos por un intenso naturalismo. Los aspectos desagradables como el vientre hinchado del faraón hidrópico y sus brazos deformados y larguísimos que no

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