jueves, 22 de mayo de 2014

51. El arte nazar

La severa derrota almohade en las Navas de Tolosa, evidenció el empuje incontestable de los reinos cristianos y resquebrajó el poder musulmán, dividiéndolo en nuevos reinos taifas de los que el de Granada era el más rico y poderoso.
Es común a los edificios nazaríes el descuido de los exteriores mientras una profusa decoración ornamenta los interiores; se emplean materiales pobres, la mampostería y el tapial; es excepción el arco de herradura, sustituido por un arco peraltado de silueta acampanada, y el resto de formas mixtilíneas revelan la función puramente ornamental de los arcos granadinos; las columnas presentan fuste cilíndrico; los socorridos capiteles corintios son sustituidos por modelos llenos de originalidad, con dos cuerpos, uno cilíndrico con decoración de cintas y otro sobrepuesto, de forma cúbica y frecuente incorporación de mocárabes; la cerámica de tipo alicatado recubre las partes bajas o zócalos de las estancias, siendo más tarde utilizado generosamente el azulejo; aportación de intenso efecto decorativo es el empleo de bóvedas de mocárabes.
Fueron construidas las edificaciones de más alto interés que constituyen el conjunto de la Alhambra, palacio y fortaleza a la vez que consigue una peculiar asimilación al paisaje circundante y que consta de un sinfín de variadas dependencias destinadas a funciones militares, otras a habitación de un sinnúmero de servidores y sobre todo residencia del soberano y harén familiar. Otros espacios son zonas de carácter público y oficial. Todo este rico complejo es fruto de la labor constructiva de varios reyes granadinos. Los monarcas granadinos poseían una residencia veraniega situada en frente de la Alhambra. Es el recinto llamado Generalife, en el que los jardines, estanques y huertas alcanza su máximo y esplendoroso desarrollo (como se puede apreciar en la fotografía). Por último es necesario agregar otros ejemplos de arte nazarí, tales como algunas partes de la mezquita del Albaicín o el cuarto real de Santo Domingo, ambos en Granada. La profunda huella que dejó en el arte mudéjar hispano habla de la elevada entidad estética del arte nazarí, pero esto es objeto de otro tema.

50. Almorábides y Almohades.

 La rivalidad entre los distintos reyezuelos taifas, propició la presencia en Al-Andalus de los Almorávides, pueblo bereber que dominaba el Magreb. Aunque la invasión almorávide supuso un corte en la evolución cultural protagonizada por la monarquía cordobesa, permitió la entrada de algunos rasgos estilísticos de notable trascendencia: los mocárabes, aunque habían sido utilizados con anterioridad, son un característico elemento decorativo del gusto almorávide y se disponen a modo de estalactitas que bajan de la bóveda y suelen presentar forma de lazo o prisma; el arco más usado es el de cortina, formado por dos porciones de circunferencia con centros exteriores y que se cruzan en la clave formando un ángulo; el alfiz suele cortar el arco por sus lados; las bóvedas presentan nervaduras cada vez más finas; los pilares van sustituyendo progresivamente a las columnas. Como ejemplos a citar de éste arte, son las mezquitas de Fez y Marraquex, ambas en Marruecos. En España se reconocen como almorávides las ruinas del Castillejo de Monteagudo en Murcia, nuevo tipo de residencia en el que cobran especial relieve los jardines, fuentes y estanques, que anticipan el gusto granadino.

El dominio almohade reconstruyó de nuevo la unidad hispanoafricana y difundió un exigente ideal religioso que tuvo repercusiones en las expansiones artísticas. Los paños de Sebka y sus peculiares redes de rombos cubren los espacios lisos, mientras que los vanos encerrados entre los arcos se ven complicados con elementos colgantes que arrebatan a aquellos su misión constructiva. El uso de la cerámica vidriada, los mocárabes, el arco de herradura apuntados así como la preferencia del pilar cuadrado sobre la columna, son diversos rasgos que los almohades conservan de sus predecesores almorávides. Como monumentos más representativos deben señalarse las mezquitas de Kutubiya, en Marraquex, la de Hassan, en Rabat, y en nuestro país la de Sevilla, ciudad que al ser constituida capital del reino fue dotada de una gran mezquita de la que tan solo quedan el minarete, la Giralda. Y algunos arcos del llamado patio de los naranjos.
Otro género de edificios almohades que deben considerarse son las fortificaciones. Frecuentemente se organizaban dobles murallas, llamándose barcana situada al exterior, y en la que se intercalaban algunas torres avanzadas con el objetivo de vigilar lugares estratégicos tales como puentes o puertas de acceso, se llamaban albarranas, de las que es el ejemplo bellísimo la sevillana Torre del Oro.

viernes, 9 de mayo de 2014

49. El arte en el período de los Reinos de Taifas.

A la muerte de Al-Mansur, el califato quedó desintegrado y la unidad política anterior es sustituída por la fragmentación que representan los diversos reinos de taifas, que sin contar con el poder económico que había detentado el califato, pretenden, sin embargo, seguir con sus fastuosos gustos artísticos. Con materiales pobres se aspira a aparentar una riqueza decorativa externa, ya que no era posible la generación de nuevos y vigorosos resultados arquitectónicos. La complicación de los arcos alcanza un grado de paroxismo barroco. La Aljafería de Zaragoza es buena prueba de la inusitada complicación de elementos (fondos de atauriques sobre los que se dibujaban arcos de los trazados más complejos y mixtificados).
A la época de los taifas pertenecen otros edificios de interés, tales como las alcabazas de Málaga, Almería y Granada, todas ellas adecuadas a su función de fortalezas que albergaban la vivienda de un gobernador y acuartelamiento de las guarniciones. Una pieza de particular interés son las salas destinadas a baños, como el Bañuelo del recinto granadino o los baños de Baza y Palma de Mayorca.

martes, 6 de mayo de 2014

48. El arte islámico en España: El esplendor de la Córdoba califal.

El arte islámico encuentra en España su más perfecta evolución. En sus realizaciones concretas queda claramente subrayada la unidad existente entre Al-Andalus y el Norte de Africa. El Emirato de Córdoba mientras estuvo sometido al Califa de Damasco se hallaba en proceso de consolidación y no ofrece para la historia del arte interés alguno. Con Abd Al-Rahmán I comienza una de las obras supremas de la arquitectura hispano-musulmana y de todo el arte islámico: la Mezquita de Córdoba. Mezquitas y palacios serán los máximos exponentes del arte islámico cordobés, que aceptó desde el primer momento elementos hispanorromanos y sobre todo, visigodos, especialmente el arco de herradura, ahora más cerrado y enmarcado con una moldura denominada alfiz. Cuando Abd Al-Rahman I ordenó la edificación de la mezquita, se demolió la iglesia de San Vicente, pero se aprovecharon varios tramos de muros y numerosas columnas visigóticas e incluso romanas (algunas debieron de ser parcialmente enterradas para igualar su altura). Para resolver el problema de la altura y la luminosidad, se sobrepusieron a las columnas, unos pilares, desarrollándose así, un bello entramado de arcos de herradura y de medio punto, de un efecto visual complejo y fascinante y cuyas calidades decorativas se realzan mediante la alternancia de las dovelas (como puede apreciarse en la fotografía).

Abd Al-Rahman II amplió la longitud de las naves hacia el lado meridional mientras que en tiempos del emir Muhammad I, se construyó la puerta de San Esteban. Ya en época califal, a Abd Al-Rahman III se debe la ampliación del patio y la erección del minarete (en la actualidad encerrado en la torre del campanario).

Al-Hakam II fue el promotor de la más importante de las reformas, por cuyo efecto alcanzó la mezquita sus más bellos y peculiares perfiles. No sólo fue ampliada la longitud de sus naves, sino que sobre todo se construye la maxura y el actual mihrab con su extraordinaria cúpula, decorada con mosaicos bizantinos de tema epigráfico y vegetal. Capiteles y arcos son típicamente cordobeses. Al-Mansur, aumentó el número de naves añadiendo en esta ocasión al lado oriental otras ocho con lo que totalizan diecinueve, lo que ocasionó la pérdida de la posición central que tenía el mihrab. La mezquita cordobesa marcó su impacto en la ya citada mezquita de Kairuán, que muestra arcos de herradura sobre columnas, azulejos de reflejos metálicos, y en la de Ibn Tulún en Egipto. Los restos más destacados perteneces al palacio de Medina Azzahara, muy próximo al de Córdoba.

jueves, 24 de abril de 2014

47. El arte bajo las dinastías turcas: El influjo de Bizancio.

La ocupación de Bagdad por los turcos selyúcitas tendrá consecuencias importantes para el arte islámico. En relación con el trazado arquitectónico de las mezquitas, los selyúcidas, aunque mantienen el tradicional esquema de la mezquita omaya, introducen una evolución notable al fijar el modelo de las madrazas, sedes de las escuelas teológicas coránicas. Adoptan planta de cruz, disponiéndose en torno a un patio central con aljibe, al que se asoman las dependencias en forma de iwanes. Se añaden la biblioteca, celdas de los estudiantes, cocinas, baños, etc. y con frecuencia incluyen una pequeña mezquita, que es la sala donde se imparten las enseñanzas. La mezquita de Isphahan (que se aprecia en la fotografía) constituye el modelo más característico.
También en los monumentos funerarios se va imponiendo un tipo simple de edificio cuadrado cubierto por una gran cúpula, con forma bulbosa y con gran decoración externa, con profusión de cerámica esmaltada. El influjo constantinopolitano será constante en la construcción de mezquitas.

46. Arte musulmán del período Omeya y Abbasida.

En la época Omeya, la influencia bizantina es muy profunda. Es en esta etapa siria cuando queda diseñado el modelo esencial de mezquita, tal y como antes se describió en el anterior tablón. Entre las construcciones de carácter civil, destacan los palacios o badías de Mschatta y Qusayr Amra. El segundo conserva, aunque en deteriorada situación, interesantes pinturas en las que aparecen representados los monarcas vencidos por los ejércitos islámicos (entre ellos el visigodo Rodrigo) además de escenas de danzas, música y baños tan al gusto musulmán. Del período abbasida son las realizaciones que denotan una mayor influencia de las tradiciones arquitectónicas mesopotámicas y sasánidas. La mezquita de Samarra (mostrada en la foto), debida al califa Mutawaquil, posee un curioso minarete cuya rampa de acceso describe un recorrido helicoidal que recuerda a los antiguos ziggurats.
En el trazado de sus naves, destaca la forma de T, parecida a un crucero y originada al cruzarse la nave central con la que sigue transversalmente el muro o qibla y tener ambas naves mayor anchura que el resto. La distribución del minarete en cuerpos de planta cuadrada y de tamaño decreciente según se sube en altura, así como la bóveda gallonada que lo corona, son aspectos muy característicos de la arquitectura islámica, que tiene en esta mezquita una de sus obras más representativas.

martes, 22 de abril de 2014

45. Rasgos distintivos del arte islámico.

a) La arquitectura islámica es una síntesis de elementos bizantinos, cristianos, coptos, etc. Los edificios suelen tener poca altura; constante sensación de armonía con el paisaje. La piedra, por su exigencia de mayor trabajo, es menos usada que el ladrillo o el mampuesto, mientras el yeso y la madera eran utilizados de forma general. Los monumentos islámicos suelen inscribirse en volúmenes cúbicos en los que despuntan las esferas de sus cúpulas. Columnas y pilares, generalmente delgados, soportan techumbres ligeras; las bóvedas siendo abundantes las de crucería con la peculiaridad de que los nervios no se cruzan en el centro sino que dejan un espacio cuadrado de varias figuras poligonales. Por herencia del arte visigótico hispano se adopta en Córdoba el arco de herradura; los arcos polilobulados son constante motivo de decoración. En todo el ámbito musulmán se dibujan arcos de herradura puntados que alternan de color (rojo y blanco) o de superficie (una decorada y la siguiente lisa).

b) Es común al gusto musulmán dedicar un mayor cuidado a la decoración interior mientras que las fachadas exteriores ofrecen una sorprendente simplicidad que sólo se abandona en portadas y recubrimientos de cúpulas. La influencia bizantina es palpable en la elección de temas decorativos. Se excluyen los temas animados y gozan de predilección los de carácter vegetal presentados de forma estilizada y los de trazado epigráfico o línea geométrica que en los dibujos de lazo señalan seriaciones infinitas.

c) Es muy menguada la atención a la pintura y a la escultura, restringidas por motivos religiosos; aparecen en edificios de carácter profano. Son muy apreciadas las pinturas que se emplean en iluminar libros científicos o de cuentos. La cerámica es muy sugestiva, sobresalen las piezas de barro cocido vitrificado que poseen un peculiar brillo metálico; el mosaico encuentra su mejor logro en el tipo alicatado (constituido por piezas de diversas formas, dispuestas con ritmo regular) llamadas aliceres.

d) La mezquita. Lugar de reunión de la comunidad musulmana; su estructura deriva de la casa de Mahoma en Medina. El esquema de estos edificios no se estableció de una vez ni sin palpables vacilaciones. Sus partes fundamentales son:

     1. El patio (sahn), a cielo descubierto como queriendo evocar la extensión del desierto, rodeado de arquería, con su centro ocupado por una fuente para las abluciones (sabil) que suele estar cubierta con un templete; en uno de sus lados se sitúa la torre (alminar o minarete) la cual puede tener diversas plantas, siendo las más frecuentes la cuadrada, octogonal o circular; desde lo alto el almuédano llamaba a la oración.

    2. La gran sala de oración, dividida en numerosas naves (haram) que se orientan perpendicularmente hacia el muro llamado qibla, que da frente al Este, es decir, en dirección a la Meca; el mihrab, nicho abierto generalmente en el eje central de la qibla. Suele concentrar el mayor flujo decorativo por ser el lugar destinado al califa o en su caso al gobernador. Ante el mihrab se sitúa la maxura, es decir, un recinto habitualmente cercado por estar destinado al califa o al imán. Junto a la maxura se situaba el mimbar o púlpito de madera y por tanto, transformable; a partir de los siglos IX y X se construye en piedra.

   3. En la época abbasida se añaden unas salas generalmente abovedadas, cerradas en tres de sus cuatro lados (iwan); se encuentran en palacios y mezquitas.

44. El islam y el arte islámico en España. Las etapas de la expansión.

El surgimiento de la civilización islámica tiene su origen en el impulso de la nueva religión predicada por Mahoma. Mahoma galvaniza algunas vivencias extendidas entre los pueblos del desierto (reconocimiento de la ciudad santa, hábito de emprender peregrinaciones, culto a los dioses locales, papel dirigente de una tribu concreta, etc.) y comienza en la Meca la predicación de una fe  que reúne verdades de estirpe cristiana, judía y zoroástrica junto a ancestrales prácticas de las tribus árabes. Como es conocido, el rechazo en su propia ciudad, le obliga a protagonizar la huida hacia Medina, acontecimiento que servirá como punto de partida para la cronología musulmana. A la muerte del profeta, el estado teocrático fundado por él, se extendió rápidamente por toda Arabia, Siria, Persia y Egipto. En su extensión, los musulmanes adoptan y nacionalizan las formas vigentes en las tierras conquistadas rebosantes de reliquias de arte romano, bizantino, persa, visigodo, etc.

Las disensiones entre las distintas facciones visigodas facilitarían la penetración incluso más allá de la barrera pirenaica hasta que las tropas de Carlos Martel les frenaran en Poitiers. En la primera mitad del siglo VIII se estabilizaron las fronteras del mundo musulmán clásico, donde se asentará su civilización y por tanto, también su arte.

Bajo ambas dinastías, Omeyas y Abbasidas, la cultura islámica queda definida en sus principales aspectos religiosos y artísticos. La evolución política posterior, especialmente la preponderancia que tomaron las disnastías turcas, tendrá profunda incidencia en el ámbito cultural islámico.

43. Tercera etapa: Del siglo XI a la caída de Constantinopla.

El Imperio Bizantino ha ido recorriendo una etapa de progresiva decadencia. El proceso de feudalización y el incremento de la propiedad territorial latifundista irán minando las bases fiscales y militares del Imperio. El poder central pierde paulatinamente autoridad y el territorio se verá atacado simultáneamente por turcos, cruzados, normandos y venecianos.
Las tensiones religiosas crecen de modo incontenible. Las persecuciones contra los católicos justificarán la intervención de los codiciosos comerciantes venecianos, quienes apoyan una nueva cruzada en la que quedarán unidos los intereses económicos y políticos con los religiosos. Finalmente, aparecerán reinos independientes y la consolización de los nuevos imperios veneciano y genovés. El fin del Imperio Latino no significa la recuperación, imposible en toda forma, del Imperio Bizantino, que acabará bajo dominación otomana.

La arquitectura.
La sensación de ligereza va abriéndose paso firmemente, al tiempo que la decoración de los muros, con notable riqueza cromática, consigue que resulten menos pesados y más dinámicos. Destaca la iglesia de Santa Sofía de Kiev, que servirá como modelo a los templos del futuro imperio ruso. Fuera del Imperio Bizantino pero en el interior del campo de sus relaciones culturales, aparece el monumento más conocido del período final de Bizancio, San Marcos de Venecia, (la cual se puede apreciar en la foto), es de cruz griega con cinco grandes cúpulas con cinco grandes cúpulas, una central y las otras cuatro elevadas sobre otros tantos brazos; la aparición de los ábsides es característica de la arquitectura bizantina posjustiniánea.

La pintura.
Hemos aludido a la extensión del arte bizantino por el reino ruso. La tradicional importancia del icono se verá allí potenciada en el extraordinario desarrollo de la iconostasis, que era un muro repleto de iconos que separaba el presbiterio del lugar ocupado por los fieles. En los mosaicos de la iglesia de San Marcos de Venecia vemos concretado el estilo de la última época bizantina, que se manifiesta también en Sicilia. San Marcos ofrece un punto de contacto entre lo bizantino y lo románico occidental.

42. Segunda etapa: 850-1050.

El imperio Bizantino alcanza la victoria sobre los búlgaros y extiende su influencia hasta el Danubio y el Adriático. Consigue realzar el poderío bizantino y construir una etapa de esplendor una vez finalizada la Guerra de las Imágenes.

La arquitectura.
Se ha llegado a una evolución que engloba la tradición clásica justiánea y las formas más macizas y cúbicas que caracterizan las iglesias de los siglos VII y VIII. El modelo de iglesia de cúpula de crucero en torno a la que se ordenan otros recintos también cupulados, que queda constituido en modelo normativo, y en las que el mosaico, a pesar de ser bajas y sólidas cúpulas, produce una desmaterialización del volumen arquitectónico. Los templos más importantes dispondrán del pórtico cubierto con cúpula.

La pintura.
Experimenta un salto atrás, haciéndose palpable una inseguridad estilística y al mismo tiempo la búsqueda de una nueva concepción para el cuadro. Alcanza gran esplendor la pintura de los libros, destacan los Salterios, siendo de gran riqueza los de carácter cortesano y más sencillos los de y uso popular o monástico. La ilustración de libros se refiere no sólo a temas religiosos sino a obras científicas y literarias.

La escultura.
La radicalización iconoclasta ha dejado una profunda huella, incluso después de su derrota es tenida en cuenta por los artistas, en otra evolución pudieran ser de nuevo acusados de idolatría. Por ello, la figura humana será deshumanizada; los cuerpos quedan anónimos bajo ropajes. Se crean tipos de imágenes que la iconografía hará repetir incansablemente. De composición sencilla como la Virgen Theótokos hasta más complejas como la Déesis. Son destacadas las obras en marfil, de carácter preferentemente religioso o cortesano. El arte bizantino es realmente complejo y se transforma en las provincias, siendo este fenómeno muy marcado entre los artistas italianos y rusos.


jueves, 27 de marzo de 2014

41. Siglos VII y VIII: Los efectos de la iconoclastia en el arte.

Las pérdidas sufridas por el imperio en su extensión territorial producen una mayor cohesión en su personalidad. El movimiento iconoclasta aparece basado en dos tipos de razones: unas de tipo religioso, como evitar la iconolatría y salvaguardar la pureza de la fe; otras de tipo político, ya que el culto a los iconos tenía su principal apoyo en número, riqueza y poder. También hay que tener en cuenta la influencia del judaísmo y la religión musulmana así como la acción persecutoria de los dominadores árabes en los territorios arrebatados a Bizancio.
De la época iconoclasta apenas conservamos restos, pues las pinturas anteriores o se destruyen, o se blanquean. Sin embargo, se limitó a la representación de cruces, ornamentos y temas de culto al emperador.

40. Primera etapa. El arte de la era Justiniánea.

La basílica de Santa Sofía es la obra más importante y madura de la arquitectura justiniánea. Santa Sofía es la cumbre de un estilo que recoge la herencia arquitectónica y decorativa del arte helenístico y romano y por otra parte el arte paleocristiano y de Asia Menor con su uso y dominio de los espacios abovedados. La expansión mediterránea del imperio de Justiniano posibilitó la presencia en Rávena de varias iglesias bizantinas de gran belleza (como la que se puede apreciar en la anterior entrada), también de planta octogonal y que influirá en la arquitectura del occidente europeo del medievo. Otras iglesias pertenecientes a este estilo han sido destruidas en el curso de los siglos. Entre ellas baste recordar la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla, con cinco grandes cúpulas y que influyó en San Marcos de Venecia.

La escultura.
Las primeras muestras de escultura bizantina son relieves de sarcófagos y pequeños relieves hechos sobre ricos materiales, destacando entre ellos, los trabajados en marfil.

La pintura.
Su importancia es superior a la adquirida por las restantes artes figurativas. Llamado estilo imperial en todos los géneros artísticos. Con un pensamiento teológico y en función del ritual litúrgico.

El icono.
Es un cuadro religioso sobre tabla, con una específica función en el arte bizantino. Representan a los santos mártires; luego prevalecerán las representaciones de Cristo y de la Virgen María. Los rostros ofrecen una marcada rigidez y frontalidad características con las que se pretende resaltar su espiritualidad. La decoración  mural de las iglesias se ajusta a un esquema teológico que sitúa las figuras en uno u otro lugar según su mayor o menor excelsitud.

El mosaico.
El arte bizantino  en su deseo de riqueza recubre los muros y bóvedas de mosaicos de gran riqueza cromática y de exquisita finura. Las figuras suelen representarse con un carácter rígido e inmaterial y con una disposición simétrica; la gran luminosidad es un intento de reflejo de lo sobrenatural.

La pintura de libros.
Se practicaba desde la época paleocristiana y acompaña al texto de los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento con ilustraciones en ciclo que a veces plasman paso a paso los hechos narrados.

39. Rasgos esenciales de la arquitectura bizantina.

El arte bizantino experimenta a lo largo de su dilatada historia diversas evoluciones, que sin embargo, no desdibujan las características básicas y constantes. Más adelante se expondrán las diferentes manifestaciones de dicho arte en relación con las sucesivas situaciones históricas. Los rasgos más significativos de este arte son:

a) La aportación más sobresaliente tiene sin lugar a duda en el campo de realizaciones arquitectónicas. Los problemas que planteaba la utilización de cubiertas abovedadas fueron resueltos con definitivo acierto al recoger y superar la tradición y técnicas romanas aportando una solución al difícil obstáculo de los empujes mediante el empleo de medias cúpulas, junto a otros elementos de sujeción y contrarresto más divulgado.

b) La técnica constructiva señalada está al servicio de una nueva concepción del espacio. Se trata de un espacio dilatado, dinámico. Y que se expresa con más holgura en los templos de planta central pero también en las bóvedas de las iglesias de planta basilical.

c) La piedra y el ladrillo usados como materiales constructivos son cubiertos con desigual riqueza según se trate de muros con desigual riqueza según se trate de muros exteriores o recintos interiores. El mosaico cubre de forma continua las paredes, haciendo perder el interés en la decoración externa. El lujo ornamental se ha apoderado de todos los ámbitos. El espacio celeste no permite una delimitación y por eso el oro los recubre sin interrupción. Los espacios murales vienen a represar el cielo, la tierra y, en suma, el cosmos.

Los distintos períodos del arte bizantino se ajustan, como es natural, a las grandes etapas de su historia socio-política.

miércoles, 12 de marzo de 2014

38. Aportaciones del arte bizantino. Marco histórico.

Al eregir Constantino El Grande la antigua colonia griega de Bizancio en capital del Imperio Oriental, no hace sino culminar un proceso que aseguraba la pervivencia del Imperio de Oriente. La separación de ambas partes del Imperio se consumará a la muerte del emperador Teodosio.
Los fundamentos culturales de la nueva unidad política son básicamente el derecho y la administración romana, el idioma y la civilización griega y las creencias y costumbres cristianas.
Desde el punto de vista del poder político se va consolidando la posición autocrática del emperador, protagonizando un poder de carácter absolutista con intervención de los asuntos religiosos, poniendo en práctica un modo de actuar conocido con el nombre de césaropapismo.

37. La miniatura mozárabe.

Los monasterios serán centros muy activos en la creación de esta modalidad artística. El texto antiguo que se conserva es el miniado por Magius probablemente en el monasterio de San Miguel de la Escalada. Otros varios se encuentran custodiados en diversos museos y bibliotecas españolas o extrangeras. El dibujo, aunque no logre un alto grado de correción, está siempre cargado de un intenso dramatismo. Estas características diferencian a esta escuela de las pautas seguidas por otras escuelas europeas. Perviven testimonios visigóticos  junto a motivos de decoración árabes. La copia de elementos del mundo real concede a estos libros, además de su intrínseco valor artístico, un precioso significado histórico.

36. El arte mozárabe.

La rápida expansión del Islam por el territorio peninsular fue facilitada por la debilidad de las comunidades hispanogodas, ésto, permitió el alcance de las tierras francesas, donde, fueron finalmente frenados en la célebre batalla de Poitiers. El arte y cultura mozárabes son el resultado de la fructífera relación establecida, por el proceso de islamización. En sentido estricto, mozárabes eran los cristianos que vivían en territorio musulmán, pero en un sentido más amplio, también son mozárabes los cristianos que abandonaban los territorios de dominio musulmán y marchan a poblar tierras de los reyes cristianos, movidos en uno u otro caso por el deseo de escapar de las persecuciones religiosas o esperanzados en las promesas reales.
Las realizaciones artísticas cuajadas fuera de Al-Andalus y en las que, si la huella visigoda es fácilmente reconocible, la incorporación de elementos árabes es mucho más patente y definitoria. El elemento arquitectónico más característico es el arco de herradura, más cerrado que el visigodo y que se enmarca con un alfiz según gusto musulmán. Los tipos de bóvedas más empleados son la de nervios y la gallonada. Son muy característicos los modillones de rollos sustentantes y cornisas que protegen los muros. Las iglesias suelen ser de tamaño reducido, lo que no impide que los edificios tengan estructuras complicadas dentro de una gran variedad de plantas. Los muros son gruesos y en ellos, se utilizan todo tipo de materiales (ladrillo, mampostería, sillares) aparejados de las formas más diversas.
En tierras de León se halla la obra más sobresaliente de la arquitectura mozárabe, la iglesia de San Miguel de Escalada (que podemos apreciar en la imagen).
Solo cuando el ímpetu del románico traduce la afirmación de la tradición cristiano-occidental, el mozarabismo comenzará en su decadencia. En Castilla se han conservado diversos restos, pero las pérdidas sufridas en las temidas incursiones de Almanzor fueron cuantiosas. Aparecen algunas de las contadas muestras de escultura mozárabe, reducida a capiteles, canceles y algún relieve. Y poseen un valor inestimable en la evolución que llevará al románico. San Baudelio de Berlanga testimonia con sus modillones, bóvedas nervadas y otras detalles de influjo cordobés. Tiene una curiosa planta cuadrada en cuyo centro arranca una columna de la que parten arcos de herradura que soportan la bóveda y que van a terminar sobre el muro.

35. El prerrománico asturianense

El reino de Asturias habrá llevado sus límites hasta el Duero y sus monarcas pudieron establecer la capitalidad en Oviedo. Edificios religiosos y residenciales se erigirán con rapidez para dar marco a las funciones ahora reclamadas y en ellos surgirán las primeras muestras del llamado arte asturiano. Se suelen distinguir tres etapas: una inicial de formación, otra constituida por los edificios construidos en la época del rey Ramiro I y una tercera representada por los levantados en tiempo de Alfonso III. La evolución experimentada nos lleva desde la tradición paleocristiana hasta las puertas del románico, que hacen del arte asturiano un momento artístico de extraordinaria riqueza.
Una característica que llama la atención es el abandono del arco de herradura, pierde su valor constructivo y es sustituido por el arco de medio punto y sobre todo por el arco peraltado. Se emplea la bóveda de medio cañón o peraltada, la parte exterior de los muros se distingue por la multiplicación de los contrafuertes. Los edificios son generalmente de tamaño reducido, notablemente elevados. Su planta es basilical. No utilizan cúpula. Los materiales empleados son pobres (sillarejo y mampostería).
La Cámara Santa en Oviedo, y San Julián de los Prados(el cual, se puede apreciar en la foto), reflejan una más directa dependencia del arte romano, y con pinturas llenas de interés. La época de esplendor del arte asturiano coincide con el breve reinado de Ramiro I. Santa María del Naranco, San Miguel del Lillo y Santa Cristina de Lena, constituyen las cumbres del arte denominado también ramirense. Con Alfonso III el arte asturiano recorre su etapa final. Por último hemos de señalar valiosas piezas de orfebrería, las más ricas y conocidas, la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria, ambas con numerosas piedras, esmaltes y filigranas de oro.

martes, 11 de marzo de 2014

34. El arte caroligio.

Carlomagno se decidió a conquistar Pavía y proclamarse rey de los lombardos. Dicha conquista iba a tener repercusiones artísticas, pues los afamados arquitectos lombardos pondrían su técnica (dominaban la construcción de bóvedas) y su arte (las decorativas fajas de arcos ciegos) al servicio de la corte caroligia. Como factores de cohesión el imperio contaba con una firme estructura administrativa, el ejército, la alianza con la iglesia, las finanzas y con algunos elementos culturales como la escritura y la lengua. El reinado de Carlomagno significó el momento de mayor equilibrio entre esos factores, por lo que logró inaugurar un período de esplendor político y también cultural. Precisamente el arte caroligio se verá impulsado por el contacto con los dos focos que mantenían vivo el legado clásico: Roma y Oriente. El caroligio es un arte cortesano y eclesiástico, pues Carlomagno sueña con un imperio bendecido por Roma. Las primeras basílicas construidas por el emperador sólo se pueden conocer por medio de excavaciones o fuentes literarias. No muchos son los restos de la arquitectura caroligia que han llegado a nuestros días. En los templos predominaba la planta basilical aunque los hay de plano central. El crucero aparece más destacado que en las construcciones anteriores. Las cubiertas generalmente de madera se apoyan en soportes cruciformes tanto como en columnas y pilares. Los deambulatorios se van abriendo paso por detrás del altar. El ábside cobra gran importancia. La capilla del Palacio de Carlomagno, es un edificio de plano central inscrito en un polígono de dieciséis lados. Sus pilares sostienen una tribuna o galería reservada al emperador y su corte. La de Saint Germigny-des-Prés, de origen hispano-visigodo, lo que explicaría las peculiaridades que presenta este templo, como los arcos y ábsides en forma de herradura.

jueves, 20 de febrero de 2014

33. El arte de los visigodos.

Los visigodos habían permanecido largo tiempo en las fronteras del Imperio Romano. Su colaboración con los romanos fue intensa. La inferioridad, sin embargo, respecto a los francos, hizo que su expansión se orientara hacia el sur de los Pirineos. La realidad cultural de la Hispania visigótica era muy pobre y estuvo casi reducida al ámbito eclesiástico que intentó mantener el legado romano con la natural excepción de los aspectos religiosos.

Se pueden distinguir dos etapas en el arte visigodo muy en relación con la evolución política del reinado:

1. Los siglos V y VI. La falta de unidad política y religiosa impiden hablar de un arte definido, se trataría más bien de la continuidad del arte hispano-romano.

2. El segundo periodo abarca desde la unificación religiosa culminada por Recaredo hasta la invasión árabe y fin del reino visigodo.

Las características más notables de la arquitectura visigótica son: planta basilical o cruciforme, capiteles corintios y bizantinos, perfeccionando las toscas imitaciones de modelos clásicos llevadas a cabo en la primera etapa. Es predominante el empleo de la piedra. Utilizan también el arco de herradura, adoptado más tarde por los árabes; bóveda de medio cañón y menos frecuentemente la de arista; escasez de vanos y uso de ventanas de un solo hueco.

No quedan restos pertenecientes a edificios públicos ni tampoco conocemos obras de ingeniería, por lo que debemos pensar en el simple abandono de los teatros y circo. Por el contrario, son abundantes los restos esparcidos por museos(capiteles, canceles, columnas, sarcófagos, etc.)

Mucho más importante y original son las creaciones de la orfebrería visigoda. La corte hispano-visigoda de Toledo, creó joyas de pomposa y rica vistosidad, siendo las coronas votivas que los reyes entregaban el día de su coronación las obras más bellas de su policromía y suntuosidad.

32. El arte prerrománico. La peculiaridad española, los cimientos de la Europa Medieval.

El disfrute de una ciudadanía tan extensamente compartida y la estabilidad de la estructura política romana generaron en sus miembros una conciencia de pertenencia a un ente universal. El cristianismo representó un factor decisivo en el proceso de difusión. Un puente entre la civilización clásica y la nueva cultura. Las realizaciones artísticas reflejan el legado cultural romano y cristiano, al que hay que sumarse las aportaciones estéticas de los pueblos bárbaros.

Cuatro son, pues, las fuentes de las que la Europa en formación obtiene su inspiración artística:

1. La herencia clásica grecorromana, las logradas formas escultóricas (relieves, sarcófagos, retratos, etc.) y las influyentes realizaciones pictóricas.

2. La aportación cristiana en temas religiosos.

3. El influjo oriental, principalmente a través de Bizancio y que difunde sus plantas de cruz griega, sus insuperables juegos de cúpulas o sus adorados mosaicos.

4. Los nuevos elementos decorativos de los pueblos bárbaros. La fuente más fecunda e interesante son los utensilios, joyas y armas que se ponían junto a los muertos. La simplicidad de estas muestras antiguas está históricamente justificada. No tienen necesidad ni tampoco posibilidades técnicas para desarrollar la arquitectura y sólo en muy escasa medida la escultura, en la que destacan algunas losas funerarias. Otras interesantes manifestaciones son las labores de pedrería policromada así como los trabajos que los orfebres practicaban para decorar las empuñaduras de las espadas, vainas o incluso las bridas de los caballos.

En las escasas realizaciones arquitectónicas del período se utilizan materiales pobres, principalmente madera.
Mucho más importantes son las construcciones ostrogodas del norte de Italia, con incorporación decidida de influencias romanas. La pintura encuentra su más lograda expresión en las miniaturas. Y el relieve alcanzó especial atención en la labor de los monjes irlandeses.

lunes, 10 de febrero de 2014

31. El edicto de Milán.

Constantino acepta el cristianismo por el llamado Edicto de Milán. A partir de aquí, la nueva fe se va a manifestar con todo el esplendor que le da su triunfo y la circunstancia de desarrollarse en el extremo más oriental del Imperio. Las primeras basílicas toman modelo de las basílicas civiles romanas, por ser éste el tipo de edificio más adecuado a las grandes concentraciones de fieles. También empieza a hacer su aparición monumentos circulares o poligonales destinados a mausoleos o a baptisterios. Estos últimos, perdurarán en Italia hasta el Renacimiento. La iconografía escultórica, al igual que la pictórica, es víctima de no poder representar a la divinidad, por eso no hay escultura de bulto redondo hasta bien entrado el siglo IV. Sin embargo, en los sarcófagos, se mantiene la línea escultórica romana siendo a veces imposible distinguir unos de otros. La pintura abandona el procedimiento del fresco para acogerse al más refinado y duradero del mosaico. Las escenas serán tomadas del Antiguo o Nuevo Testamento. Paulatinamente, se ven muy alejados del clasicismo, ya que ha desaparecido todo relieve para dar paso al color plano hondamente expresivo de la nueva fe que tendrá la Humanidad.

martes, 4 de febrero de 2014

30. Las catacumbas romanas.

Las primitivas comunidades cristianas se congregaban en casas particulares y con más frecuencia en catacumbas. No hay, pues, una arquitectura inicial que defina el nuevo espíritu. Sin embargo, sí aparece una interesante línea pictórica paralela. a la pintura pagana coetánea. La temática está entresacada de la mitología romana pero con nuevos significados. Más adelante aparecen símbolos propiamente cristianos y temas sacados del Antiguo Testamento que irán forjando la iconografía cristiana. Las mejores muestras de esta época se encuentran en las catacumbas de San Calixto y en las de Santa Priscila en Roma.

lunes, 3 de febrero de 2014

29. Arte paleocristiano. Un puente entre dos culturas.

El máximo valor del arte cristiano primitivo lo constituye el hecho de significar un puente entre dos culturas decisivas occidentales: la clásica y la cristiana. Con el arte de las primeras comunidades cristianas, empieza el cambio sutil, pero constante y decisivo, de unas formas a otras de entender y expresar el arte. Una nueva dimensión espiritual hace que el hombre busque nuevos cauces estéticos y ahora el realismo clásico será sustituido por el expresionismo cristiano. Dejan de interesar las conquistas de fingimiento de realidad, características típicas del movimiento clásico. Ahora existen las figuras planas y sin fondos, pero ello no se debe solo al decisivo empeño de los artistas cristianos de representar una verdad espiritual antes que una realidad física, hay que tener en cuenta otros factores condicionantes entre los que hay que señalar la mayor extensión inicial que el cristianismo tuvo en provincias romanas. La primera circunstancia supone la aportación al nuevo lenguaje expresivo de todo lo relacionado a lo oriental y anticlásico, es decir, su gran sentido simbólico y expresivo. El segundo factor conlleva la necesidad de utilizar un lenguaje claro y fácilmente comprensible por los fieles. Como la liturgia cristiana exigirá la congregación de los fieles. Como la liturgia cristiana exigirá la congregación de los fieles, las paredes de sus catacumbas, primero, y de sus templos, después, se llenarán de imágenes y escenas elocuentes cuya narrativa no ofrezca dudas. Estas dos grandes características van a permanecer constantes durante más de mil años, es decir, hasta que Europa despierta al naturalismo Gótico en el siglo XIII.

28. La pintura romana.

Las decoraciones de interiores, que en palacios y templos eran de carácter escultórico, pasan a serlo de carácter pictórico. Esto ocurre en edificios públicos u oficiales ya que que en las casas siempre se mantuvo esa línea plástica menos oficial y menos helenizante, por lo que la pintura se prefería a la escultura. Con la pintura se representan lejanías, atmósferas, paisajes y espacios de un modo que jamás alcanzó la escultura.
En general, estas pinturas se realizan al fresco y son protegidas finalmente por una capa de cera que aviva los colores y ha servido de confusión a los especialistas sobre el procedimiento empleado. Otras veces las pinturas se realizan con la técnica del mosaico en el que los romanos siguen utilizando el opus tessellatum, que es de origen griego, pero aportan como novedad el opus sectile. No obstante, y en general, el mosaico es preferido para los suelos. Será más tarde, en la cultura bizantina, cuando el mosaico sustituya definitivamente al fresco en los muros.
En la pintura al fresco romana suelen establecerse cuatro estilos bien diferenciados:

a) Primer estilo o de incrustaciones. Tiene origen helenístico. Imita placas de mármol de diversos colores o decoración con poco relieve.
b) Segundo estilo o arquitectónico. Pervive hasta los comienzos del Imperio y tiene un sentido más romano. La decoración imita espacios arquitectónicos con lo que se amplia ilusoriamente el espacio. Se completa dicho estilo con paisajes o figuras.
c) Tercer estilo u ornamental. La decoración extremadamente fina y lineal, se desarrolla sobre fondos oscuros. Desaparecen los efectos especiales arquitectónicos, pero la decoración sigue enmarcando cuadros con figuras o paisajes. A este estilo por no pretender fingir el espacio tridimensional también se le ha llamado, "la pared real".
d) Cuarto estilo o de ilusionismo arquitectónico. En éste, se acentúan los espacios y fingimientos ópticos. Por otra parte, las figuras ocupan grandes extensiones e importancia, comenzando aquí a ocupar ese lugar que ocupaba hasta entonces la escultura en la necesidad de que el romano sentía siempre de imágenes.

Al margen de esta clasificación, hay que citar los retratos que sustituyen a los que en otras ocasiones se hubieran hecho escultóricamente. En el Egipto romano, se encontró una excelente colección de retratos sobre tabla; se realizaron para colocarlos sobre las momias. Igualmente en Pompeya, y pintados al fresco, se descubrieron los maravillosos retratos como los del "Panadero y su esposa", o el de "una muchacha", ambos en el museo de Nápoles.

martes, 21 de enero de 2014

27. El retrato romano.

El retrato es el tema más apasionante de la estatuaria romana, en la línea de esa corriente realista y popular que hemos señalado, hunde sus raíces en los retratos funerarios etruscos. El artista persigue en las cabezas que esculpe, una fidelidad al modelo que traduce no solo el parecido físico, sino también el psicológico. Es difícil precisar en los primeros retratos romanos lo que en ellos pueda haber de etrusco o helenístico. Hay una fuerte tendencia que tira hacia el realismo, que nunca veremos en la obra helenísica, tales como la dureza de trazos y de expresión. Pero éstas características romanas duran poco y con Augusto como emperador, cuando Roma alcanza una grandeza, quiere ser divina, así tenderán hacia un mayor helenismo. La tendencia helenizante que se impone en los ambientes cultos y en los oficiales aún con una corriente más latina de caracter popular. Esta última va aflorando cada vez más en los retratos de la época de los Flavios hasta que con Trajano alcanzan su verdadera madurez y personalidad. A partir de Adriano, empieza a generalizarse el uso de la barba por el Imperio y así lo vemos en lo sucesivo. Paulatinamente se va simplificando el modelado y acusando los rasgos, lo que ayuda a una mayor expresividad y comunicación psicológica;  pero a esa simplificación conduce a un excesivo esquematismo tratando de buscar una perdida grandiosidad.

lunes, 20 de enero de 2014

26. El relieve romano.

Es en los relieves donde el romano irá alcanzando una transcendencia y una personalidad definitiva en la escultura. Al término de la República se generaliza un tipo de relieve de origen helenístico en el que se recurre a efectos pictóricos como la perspectiva y otros efectos de profundidad. La obra capital de esto, será el Ara Pacis Augusta, (detalle del relieve de ésta en la foto). El ara era una pequeña construcción, generalmente abierta por el techo, para encerrar un altar, y que se colocaba en el exterior del templo. Esta pequeña construcción rectangular permitía abundante decoración en sus pareces. En este ara en concreto, se representa la procesión de la familia imperial para hacer una ofrenda por la paz creada por el emperador y éstas figuras son de carácter más realista que las griegas.
De gran singularidad resulta, sin duda, la integración de relieves en una columna. La columna, como símbolo de soporte y esencia de la arquitectura, había transcendido al símbolo de estado y del orden que imponían sus instituciones, y de hecho, se venía utilizando como monumento aislado. Sin embargo, no es hasta Trajano que se utiliza como soporte para una narrativa. En ella, se desenvuelve a lo largo de una cinta formando una hélice, toda una serie de relieves que relatan las batallas del emperador contra los dacios. Aparte de la originalidad, la columna resulta una obra de gran importancia por dos razones:

1. Por el tratamiento plástico, en la que los golpes del cincel tienen un inusitado matiz impresionista, así como se van alejando del idealismo helénico para estar más cerca de una corriente realista y popular.

2. El planteamiento de la cinta de la que hablábamos que rodea en forma de hélice la columna, es el mismo que el de un guión de cine, las secuencias crean un sentido temporal no esperado en una representación espacial, pero el alcance narrativo es extenso.

Otra de las aportaciones de Roma a la escultura se realiza a través de los relieves de los sarcófagos. Hasta el siglo I, la costumbre era de incinerar a los muertos, pero cuando triunfó el estoicismo, lleva a preferir la inhumación, con lo que se hace necesario labrar sarcófagos. Esta superficie rectangular resulta extremadamente apropiada para las composiciones plásticas, y aunque en un principio suele colocarse en un medallón el retrato del difunto, denotando una clara herencia etrusca, pronto se tiende a la composición continua con temas míticos relacionados con la ultratumba.

25. Arquitectura doméstica romana.

En pocas culturas alcanza la vivienda un interés tan alto como el que nos merece la casa romana. Ello se debe no sólo a que se logra estabilizar un tipo de vivienda válido hasta nuestros días en el clima mediterráneo, sino a que con ella se alcanza una sabia integración entre la función y la estética. Estos edificios que poseen un patio central, alrededor del cual se ciñen las habitaciones, logran que la vida se desarrolle hacia el interior, ya que la luz la reciben de ahí y la intercomunicación entre las habitaciones es fácil y amable. Las fachadas no tienen demasiada importancia y a menudo están ocupadas por tiendas que no tienen comunicación con el interior. Se logra crear así crear una vivienda lo bastante rica en sí misma y lo suficientemente aislada del exterior como para construir una verdadera unidad biológica.
El esquema clásico de la casa romana se enriquece a partir del siglo II a.C. con las influencias helenísticas adoptando el peristilo o patio de columnas. Son muy representativas y particularmente interesantes por su excepcional estado de conservación las de Pompeya y Herculano, así como las de Ostia, (el puerto de Roma). En ocasiones se alzan casas de alquiler de hasta cinco pisos, llamadas insulae.

jueves, 9 de enero de 2014

24. De la calzada al templo romano.

Una de las invencciones más importantes que aportaron los romanos, fueron las vías de comunicación. Sin ellas, no era posible mantener el Imperio. Pero, la clave del éxito de la ingeniería constructiva romana fue sin duda alguna, el arco. Como ya habíamos hablado, lo tomaron de los etruscos, aunque éstos lo utilizaron con una mayor audacia jamás conocida en la historia. El arco en un movimiento de translación origina la bóveda y en uno de translación origina la cúpula. Los romanos, más conocidos por ingenieros que por artistas, serán los creadores de grandes obras de carácter público. Los acueductos, por ejemplo, salvaban a veces distancias de incluso kilómetros solo para transportar agua. Los más famosos e imponentes son: el de Claudio en Roma, el de Segovia y el de los Milagros en Mérida. Éstos acueductos traían agua de lagos naturales o de pantanos. Pero el ingeniero romano, destacará principalmente por su expresión en monumentos públicos: basílicas, termas, teatros, anfiteatros, etc. Nuevos materiales como son el cemento y el ladrillo cocido, lo que facilitaba una mayor flexibilidad y rapidez en las obras. La mayor novedad de éstos, que cabe destacar y explicar, es el anfiteatro, que como su nombre indica es la unión de dos teatros. Utilizada principalmente, para juegos y luchas. Su planta suele ser elíptica y bajo la arena se abren varios corredores y dependencias para el servicio del mismo. El ejemplar más conocido es el Coliseo de Roma, en el cual, se podían llegar a abarcar hasta 50.000 espectadores. Para las carreras y los ejercicios atléticos se crea el circo. En el centro, la llamada espina, que devidía la arena en dos, dejando dos pasillos por donde corrían las cuádrigas. Pero quizás no haya nada tan destacado como el arco de triunfo, para reflejar la grandeza en su arte. En ellas, se reflejan las grandes victorias para dejar constancia de ello a la posteridad. Normalmente presenta dos fachadas, a veces, sin embargo, puede presentar cuatro. Otro monumento conmemorativo de gran valor, son las columnas, con decoraciones escultóricas en un sentido helicoidal.
Los templos romanos, toman lo esencial de los griegos, pero introducen importantes y diferentes modificaciones. Ante todo casi nunca serán perípteros(templos rodeados de columnas, tal que el Partenón) y las columnas solo ofrecerán un pórtico a la entrada. Todo el templo se asienta sobre un gran pedestal, también llamado podium, que se prolonga ciñendo los laterales de la única escalera de acceso que, obviamente, se encuentra en la fachada principal. Con esto, gana una majestuosidad. Y finalmente, del tholos, helenístico, se derivará el interés de los romanos por los templos circulares.